El 27 de julio de 2019 quedará inscrito como un día especial para los colombianos. Nuestro Joven Maravilla, Egan Bernal, culminó la vigésima etapa del Tour de Francia y nos brindó una emoción muy amarilla. Con solo 22 años, Egan logró un triunfo histórico para nuestro país en un deporte que bien representa la importancia de trabajar en equipo. Egan, como el mejor café colombiano, es el resultado de un trabajo entre muchos.
En el ciclismo el colíder, los gregarios, los contrarrelojistas y los embaladores deben sincronizarse para resolver la carrera y permitirle al líder de filas ganarla. En el fútbol el arquero, los defensas, los volantes y mediocampistas deben trabajar para que el delantero meta los goles y así asegurar el triunfo. Asimismo, en la familia cafetera todos los integrantes deben articular su esfuerzo para disfrutar del bienestar común, ello supone contar con un acceso justo a recursos, disfrutar de los beneficios y reconocer los aportes que cada uno hace en el hogar y en la finca. Lo anterior es un factor clave para alcanzar la sostenibilidad de la producción de café en Colombia.
Mientras Egan largaba la etapa en Albertville, Francia, a 9.000 km de distancia, 40 integrantes de familias cafeteras se reunían en el municipio de La Celia, Risaralda, para dar inicio al tercer taller del Proyecto Habilidades de Liderazgo para la Vida, que abordó el fútbol como pretexto pedagógico para reconocer la importancia del trabajo en equipo y la distribución de roles y funciones al interior de las familias
cafeteras.
El planteamiento táctico del partido fue diferente al convencional e implicó que los equipos se conformaran con igual número de hombres y mujeres. No hubo arquero ya que todos tenían como misión meter goles en el arco contrario y defender el propio para ganar el premio.
Los participantes del taller que no hacían parte del equipo de fútbol debían asumir un rol para colaborar con el resultado del taller. Por eso, algunos diseñaron uniformes, otros crearon las barras para alentar a sus jugadores y otros, de manera creativa, fueron los publicistas de sus equipos. En fin, nadie podía ser observador, todos tenían que ser activos colaboradores del evento.
Una vez se acabó el partido y se premió al equipo ganador se hicieron importantes reflexiones sobre cómo los deportes en equipo como el fútbol y el ciclismo brindan aprendizajes que se pueden replicar en las familias cafeteras.
En conclusión, sienten que sus integrantes están apuntando al mismo arco, todos tienen capacidad goleadora y falta ajustar un poco la estrategia de juego para ganar más partidos y torneos, para ello sugieren:
- Reconocer y valorar el aporte de las mujeres y los hijos en la producción de café en especie o con dinero.
- Abrir diálogos con las familias para ajustar rutinas de trabajo en el hogar y en la finca, que permitan descargar algunas responsabilidades concentradas especialmente en las mujeres.
- Brindar la posibilidad de que las mujeres y los hijos participen en mayor medida en la toma de decisiones que afectan la familia, que incluye temas del hogar, pero también temas productivos.
- Acompañar a sus hijos en la consecución de sus proyectos de vida. Estar abiertos a escucharlos y asumir algunas de sus ideas innovadoras para mejorar las fincas.
- Asegurar una mayor presencia de todos los integrantes de la familia en los procesos de asistencia técnica para distribuir funciones a partir de los gustos e intereses de cada uno.
Los asistentes al taller entendieron que cuando todos apuntan a un mismo objetivo y se sienten reconocidos por lo que son y aportan a nivel familiar, se conquistan más victorias: más goles y torneos conseguidos, más etapas y vueltas ganadas, lo que se traduce en más beneficios y trato justo para sus familias porque “Ningún jugador es tan bueno como todos juntos”. Egan es una metáfora de lo que tiene Colombia para ofrecer: café sostenible para el mundo, ciclismo que conquista cimas.